El rol social en el proceso lecto-escritor
El lenguaje escrito nos sirve para comunicarnos. El aprender una lengua escrita implica un proceso constructivo, interactivo, resultado de una producción cultural, por lo que el ambiente es muy importante en el desarrollo de esta habilidad. Siendo la familia el primer contacto social que el niño tiene, ésta comienza a tener desde el inicio un papel fundamental en el proceso de aprendizaje del niño ya que la interacción verbal que se da entre los miembros de la familia, el acceso a todo tipo de materiales para la lectura y escritura.
De acuerdo a Piaget, el niño (a) va creando su lenguaje cuando identifica que todas las imágenes que ha interiorizado a través de las relaciones humanas, tienen una íntima relación con un nombre.
Vygostky decía que había diferencias entre lo que un infante podía realizar solo y lo que podía hacer y aprender con ayuda de otro. Ya que este autor nos dice que el momento más significativo en el desarrollo del pequeño es cuando converge el lenguaje con la actividad práctica, es decir, cuando el proceso mismo del lenguaje deja de ser simplemente biológico y se convierte en un proceso sociohistórico ya que la sociedad inyecta en el individuo las significaciones que el niño ha elaborado en el transcurso de la historia.
Este autor principalmente nos plantea dos niveles en el desarrollo del pequeño: a) el nivel actual de desarrollo y la zona de desarrollo próximo, el cual es el desarrollo potencial al que el infante puede aspirar.
En cuestiones de aprendizaje la zona de desarrollo próximo es muy importante ya que es la base para promover niveles de avance y autorregulación mediante actividades de colaboración.
Tanto Piaget como Vygotsky, quienes nos han dejado grandes aportaciones en el tema del aprendizaje, coinciden en que el conocimiento se da mediante un proceso constructivo del sujeto en interacción con el medio.
Más adelante, Emilia Ferreiro (1994), nos comenta que los niños cuando entran a la escuela ya tienen un cierto conocimiento acerca de la escritura, por todo el estímulo ambiental con el cual viven (publicidad, empaques, periódicos, libros, etc.). Así mismo, el proceso de aprendizaje de la lecto-escritura interviene el contexto socio cultural y la función social que tiene la lengua escrita para
comunicar significados.
Ruíz (1996) menciona que en diversas investigaciones hechas por diferentes autores entre los que podemos mencionar a Chomsky, Clay y Cohn sobre lectores naturales, coinciden en que el lenguaje emerge de la necesidad de comunicarse con los demás y que el ambiente ejerce una gran influencia en éste proceso. Estos ambientes se caracterizan por la interacción verbal que se da entre los miembros de la familia, en donde los pequeños tienen acceso a materiales para la lectura y escritura y en donde la lectura es una actividad cotidiana por lo que los adultos demuestran interés. Es por ello que, "la habilidad para leer no emerge de un vacío sino que se fundamenta en el conocimiento preexistente del niño sobre el lenguaje y se construye mediante un proceso dinámico en el cual interactúan y se apoyan los cuatro procesos del lenguaje: escuchar, hablar, escribir y leer. (Ruíz , 1996, p.43).
Bajo el enfoque constructivista, podemos hacer mención de Kaufman (1988), quien afirmaba que la lectura y la escritura no son un producto escolar, sino que es un objeto cultural que se que se sostiene a través del esfuerzo colectivo de los integrantes de su realidad inmediata.
En el aprendizaje de la lectoescritura interviene en gran medida el contexto socio cultural que rodea al pequeño, por lo tanto, es necesario partir de su cultura, de lo más significativo y cercano a su vida (Peralta, 1993).
Uno de los autores que ha apoyado esta idea mediante sus investigaciones es Vygotsky quien se dedicó a estudiar durante mucho tiempo como los niños aprenden y se apropian de la lengua escrita. Es por ello, que el proceso de lecto-escritura interviene en el contexto socicultural y la función que tiene la lengua escrita para comunicar significados ya que por medio de esta se transmite lo que la persona piensa, siente, cree y conoce.
De esta manera González (2003), nos dice que la habilidad para leer y escribir es funcional y socialmente importante. Este proceso demanda el desarrollo del niño ya que este ve el proceso de aprendizaje de la lecto-escritura como herramienta fundamental de la adquisición de conocimientos y transmisión de ideas y sentimientos. La lecto-escritura reconoce que el aprendizaje del lenguaje es un acto comunicativo, personal y social. El intercambio de ideas y el pensamiento crítico, son beneficios del trabajo colectivo.
Según Díaz A. (2002), todo sujeto, antes de comenzar propiamente con el proceso lecto-escritor, pasa por un periodo de preparación en el cual se espera que el niño sea estimulado con el fin de lograr un interés por aprender a leer y escribir, este es el contexto familiar y social, ya que ambos son importantes en tanto apoyen y fomenten una actitud abierta y de disposición en el niño. En dicha etapa se le brinda al niño mecanismos y estímulos por medio del juego para la adquisición de la lectura y escritura.
Para el éxito de un programa inicial de lectoescritura es importante la participación de la familia en actividades de escritura y lectura propuestas en el hogar, todas con fines prácticos y divertidos. Por ello, es de suma importancia fortalecer la educación del menor a través del acercamiento de los padres o adultos. A continuación algunas ideas que pueden ser de gran utilidad.
1. Demuestre interés por lo que su hijo o hija esté haciendo en la escuela.
2. Establezca altas expectativas para su hijo. Explíquele que la escuela es su prioridad.
3. Dedique por lo menos 15 minutos al día para platicar con el.
4.Trate de leer con su hijo al menos 10 minutos diarios.
5. Defina un lugar en donde el niño realice su tarea o pueda estudiar con tranquilidad.
6. Ayude a su hijo con sus tareas
7. Ponga límites al tiempo para ver televisión y platique acerca de los programas que eligió.
8. Hágase el hábito de hablar con los maestros sobre el progreso de su hijo y pregunte que puede hacer para ayudarlo a mejorar.
9. Motive a su hijo a que termine la tarea aunque le parezca difícil.
Los padres y la familia juegan un papel fundamental y deben formar parte activa en el desarrollo y proceso de enseñanza– aprendizaje de los niños. Epstein (1992) señala que la participación activa de los padres contribuye al aprovechamiento académico de los estudiantes, al desarrollo de actitudes positivas hacia la escuela, al desarrollo de la autoestima, así como al comportamiento positivo de los niños.
Por el otro lado, no se trata de forzar al niño, sino de crear condiciones favorables y alentarlo a gozar, sin temores, su propio proceso. Una de las ideas fundamentales es que en familia se cree un ambiente que brinde herramientas, estrategias o técnicas y conocimientos necesarios para poder comprender el proceso y verlo desde otra postura. Es decir, una manera de llevarlo a cabo pueden ser realizar actividades de acompañamiento con los niños y por supuesto, siempre tener en mente las consideraciones básicas.